Lenguaje inclusivo: más allá de «los y las…»

Una creencia generalizada en lo que respecta al tema del género es que la principal pauta que marca un lenguaje inclusivo es el uso reiterado, en todas las partes del texto, de “los y las”. Así, se habla de “las niñas y los niños” o, peor todavía, de “las y los estudiantes”.

A menudo escuchamos afirmaciones encarnizadas como “no me dejan usar lenguaje inclusivo en mi texto” cuando en realidad deberían decir “no me dejan usar ‘los y las’ en todos los párrafos”. En este artículo exploraremos algunas reflexiones por las que este recurso debe emplearse con mucha medida, en la menor cantidad posible de lugares en el texto y, siempre que la creatividad lo permita, de una manera elegante y hasta ingeniosa.

El lenguaje inclusivo no se reduce a fórmulas expresivas

Es una falacia pensar que un texto deja de ser discriminatorio únicamente porque incluye en todos los párrafos “los y las”. Surge de la creencia errónea de que basta retocar oraciones y frases hechas para lograr que un texto incorpore una visión de género.

Nada más alejado de la verdad.

La consciencia de género es una visión de mundo, una manera de construir la realidad desde un paradigma y, solo como resultado de estas dos, una manera de enunciar la realidad.

“Muchas veces hay un cuento que puede tener ‘los y las’, ‘hombres y mujeres’, pero reproduce patrones de razonamiento y roles de mujeres y de hombres a partir de estereotipos de género”, decía Ángel Pichardo Almonte en uno de sus talleres.

Por lo tanto, corregir un texto para reflejar una visión inclusiva de género va más allá de retocar las oraciones, añadir unos cuantos artículos y cambiar unos cuantos “hombre” por “ser humano”.

“Los y las” es agramatical

Otro problema de esta fórmula es la manera en la que contraviene las reglas básicas de la gramática. Si se va a emplear la forma duplicada de mencionar “niños y niñas”, “mujeres y hombres”, “profesoras y profesores”, no podemos tomar atajos: todos los artículos deberán ir siempre acompañados por un sustantivo.

Así, no podemos decir “los y las estudiantes”; deberíamos decir “los estudiantes y las estudiantes”. No podemos decir “los y las niñas”; deberíamos decir: “los niños y las niñas” o, mejor aún, “las niñas y los niños” (si atendemos un orden alfabético y una preferencia de género en el orden de los elementos).

No es la única técnica para transversalizar

El uso de “los y las” es tan solo uno de los muchos recursos y técnicas de la transversalización. ¿Por qué deberíamos reducir nuestra escritura a esta única técnica?

Así como en la mesa de corrección sugerimos el uso de sinónimos, la variación de estructuras gramaticales, la eliminación de latiguillos y muletillas… de la misma manera, en lo que atañe al lenguaje inclusivo, es nuestro deber acudir a un amplio repertorio de técnicas expresivas y alternar su aplicación para lograr un texto balanceado, atractivo, transparente y fluido en su lectura.

El principal objetivo es comunicar

La aplicación de un lenguaje inclusivo debe ir de la mano del principal objetivo del texto. Si su propósito es la comunicación, la forma del texto debe afinarse cuidadosamente para que se cumpla este propósito, sin por ello abandonar su visión de género.

El uso reiterado y exhaustivo de “los y las” en todos los párrafos y todas las páginas puede alcanzar el punto del absurdo y el cansancio. (Sigue siendo útil el ejemplo de la parodia de La Media Docena para saber hasta dónde no debemos llegar).

En síntesis

Si bien hacer evidentes en el texto la presencia de hombres y mujeres es un recurso válido y hasta necesario, su aplicación debe realizarse siempre con medida, alternando con otras estrategias textuales de transversalización y, sobre todo, dentro de las normas expresivas de nuestra lengua.

De esta manera, al final del día tendremos un texto atractivo de leer, eficaz en su comunicación y, sin embargo, inclusivo.

10 comentarios

Archivado bajo Lenguaje inclusivo

10 Respuestas a “Lenguaje inclusivo: más allá de «los y las…»

  1. Alicia

    Esto ha sido muy interesante, realmente resulta molesto leer en ocasiones esos escritos con excesode de «las y los» en todo lado. Sin embargo, tengo una duda: ¿qué sucede con fórmulas como el «maestro(a)» o «maestro/a»? ¿es válido utilizarlas?

    • Jacqueline Murillo

      Hola Alicia: estrictamente hablando, sí son válidas. Pero desde el punto de vista de la comunicación, no siempre son elegantes ni convenientes. Si algo he aprendido en mi oficio de correctora, es que el contexto y el tipo de documento imponen su propia lógica. De pronto puede ocurrir que en un documento oficial «maestro(a)» no se vea tan mal; pero en un libro, sí. Además, a pesar de que pueda sonar muy radical, viene siempre la pregunta: ¿por qué el masculino primero? ¿Por qué no «maestra(o)»? En todo caso, tu ortotipografía es impecable: si realmente lo vas a utilizar, debe ir siempre en el mismo orden (cualquiera que hayas elegido), y debe emplearse siempre sin los espacios entre el paréntesis y la palabra principal.

  2. Rebeca Ramírez

    Hola Jacqueline. Me gusta mucho tu artículo porque no te dedicas a criticar o satanizar esto que han llamado «lenguaje inclusivo», sino que das herramientas para que las personas que lo quieran incorporar a sus escritos no caigan en el excesos que atentan contra la legibilidad del texto y el buen gusto.

  3. Pingback: Lenguaje inclusivo: alternativas a “los y las” | Nisaba

  4. Miriam

    Jacqueline, supongo que estás convencida de los argumentos neomachistas que inundan a la población desinformada sobre la igualdad de género. El lenguaje ha de ser inclusivo pues, como mujer, ¿supongo que no querrás que te excluyan del discurso? o es que ¿solo hablamos para todos y no para todas? Cambiar «algo» siempre resulta complejo, incómodo, las formas inclusivas son múltiples y variadas y NO, no suponen un engrosamiento del texto, ni son poco «elegantes» pero, ni mucho menos, son «inconvenientes». Lo realmente inconveniente y, más importante aún, DISCRIMINATORIO, es hablar para ellos, para todos, para nosotros… ¿dónde están ellas, todas, nosotras? ¿Como mujer, te sientes incluida cuando hablan o escriben de todos?

    El lenguaje puede cambiar y, cambia, nuestra manera de pensar y actuar. Incluir a las mujeres, del modo que sea, es importante. Cómo hablar, poco a poco, lo iremos descubriendo. Si siempre se hubiese hablado incluyendo a las mujeres, con las y los, ellas y ellos, nosotras y nosotros… ¿te parecería incómodo, ilegible?¿Por qué es ilegible? ¿es que no sabes leer? Si quieres hacer un favor a la igualdad y te parece que tienes la técnica que «no resulta molesta» para hablar o comunicarte con todas las personas. Por favor, mejor enlaza una guía de contenidos y no te limites a decir que hablar de manera inclusiva roza el absurdo.

    • Jacqueline Murillo

      Hola Miriam: en Nisaba he publicado diversos artículos, breves, como me parece adecuado para un blog, en la búsqueda de un lenguaje que sea inclusivo, pero también comunicativo. La Vida es una y todas las personas somos parte de esa misma Vida. Mujeres y hombres por igual. La separatividad es una ilusión. La unión es el fin último que busca la Humanidad (sí, con mayúscula, la que es una y la misma) en todas sus formas. Mi especialidad es el lenguaje y, dentro de esta especialidad, mi interés es colaborar por lograr una revolución que también pueda ser implementada en lugar de enfrentar el rechazo. También me parece fundamental conservar el objetivo último del lenguaje: la comunicación, la común unión entre los seres que la utilizan, lograr el puente de contacto entre esa ficción que son los individuos. Una comunicación que se centre en hacer evidente las diferencias también puede llegar a aniquilar el objetivo real de la comunicación inclusiva. ¿Estoy a favor de la comunicación inclusiva? Sí. ¿Estoy a favor del extremismo? No. ¿Por qué? Porque la forma puede distraer del contenido; porque un énfasis excesivo en la forma del discurso puede impedir que se logre la comunicación. ¿Sé leer? Sí. ¿Sé escribir? También. Es por eso que estoy trabajando, como muchas otras personas en el mundo, por encontrar una solución que sea revolucionaria e inclusiva pero también elegante y comunicativa. ¿Qué me parece ilegible? Acudir a soluciones de forma sin atender la verdadera iguadad. Decir “las y los”, o “los y las”, sin atender reglas gramaticales y solo por defender una posición política (por correcta que me parezca la causa) enfatiza la diferencia y es quizás, precisamente por eso, que resulta molesta. Peor aún: he visto muchísimos textos “inclusivos” en la superficie, plagados de “los y las”, y machistas en el plantamiento, contenidos, paradigmas y discursos expuestos. Muchas de esas ideas fueron desarrolladas en otro artículo de este blog. He visto de primera mano textos que son ilegibles. Y cuando digo ilegibles, hablo estadísticamente: más de mil apariciones de estas duplicaciones en una sola publicación, cuando el 95% o más se podrían haber resuelto de una manera inclusiva pero no reduplicada. Si vamos a revolucionar desde el lenguaje, lo primero que debemos hacer es conocer bien sus reglas y aprender cuándo aplicarlas y cuándo, con justa razón y conocimiento de causa, revolucionarlas. Pero antes de cambiarlas, hay que conocerlas a profundidad. ¿Tengo yo la verdad última sobre el tema? ¡Por supuesto que no! Igual que muchas otras mujeres creadoras, lingüistas, editoras y escritoras, estoy tratando de inventarme el lenguaje en mi propio camino; estoy tanteando y experimentando; estoy proponiendo y escogiendo de entre las propuestas vigentes. Pero la duplicación a secas, decir “las y los” en todos los párrafos me parece facilismo escrituril, ignorancia de las reglas y la creencia errónea de que el cambio de la forma ya garantiza un cambio de consciencia.

    • Jacqueline Murillo

      Miriam, un par de aclaraciones a tus comentarios.
      1. Afirmas o más bien supones que yo estoy “convencida de los argumentos neomachistas que inundan a la población desinformada sobre la igualdad de género”. Me parece muy interesante el término “neomachista”; no sabía que el machismo hubiese dejado de existir alguna vez, como para que haya argumentos nuevos y viejos. También he conversado con especialistas en el tema de género que me han advertido y con muy buenos argumentos en contra del término “machismo”. Así que, para aprender más de lo que denominas así, me gustaría obtener bibliografía calificada sobre el tema. ¿Nos puedes recomendar, a mí y a quienes leen este blog?
      2. Me gustaría que me aclararas exactamente dónde en mi artículo se dice que “hablar de manera inclusiva roza el absurdo”. Si lo lees con detenimiento, no digo que no se debe hablar de manera inclusiva; de maneras reiteradas insisto en que la inclusividad se puede alcanzar con muchas técnicas y que la duplicación es solo una de ellas. Yo habría supuesto que eso era suficiente para dejar en claro que soy una persona a favor de la inclusividad. Lo que el artículo dice, y lo dice así de específico, es que el uso de “los y las” puede alcanzar el absurdo y se pone un ejemplo, que no sé si habrás seguido: un corto del programa humorístico la Media Docena, en el que se hace una burla deliberada del recurso y en donde sí se ve el “absurdo”. Lamentablemente, he visto documentos escritos así y no como chota, sino bajo la clara creencia de que esta es la manera de hacer inclusivo un texto. También te recomiendo leer con detenimiento el párrafo anterior a ese en donde la palabraa “absurdo” te produjo tanta molestia. Ahí se ve que no estoy en contra de emplear un lenguaje en donde sea evidente y se promueva la consciencia de género. De lo que estoy en contra, y seguiré estándolo, es del reduccionismo. La técnica de transversalización que aquí denomino “duplicación“ (usar “los y las”) no es equivalente ni sinónimo de “lenguaje de género” ni de “lenguaje inclusivo” (que abarca género, discapacidad, salud, edad, culturas, etnias, etcétera).

    • Soy mujer y jamás me he sentido discriminada al leer textos gramaticalmente correctos en los que se haga uso de los plurales masculinos, quizá porque en mi interior no me siento menos que ningún hombre y no necesito que me estén recordando que soy parte de esta sociedad. Además, considero que aunque los cambios en el lenguaje se han dado y se darán, no podemos deslindarnos de las reglas nada más porque nos parecen retrógradas, en todo caso, aboguemos porque las instituciones a cargo den paso a esa evolución, para que las reglas sean fiel retrato de la sociedad que los usa. En todo caso, lo absurdo es que estés de acuerdo en omitir las reglas de nuestra hermosa lengua sólo porque tú consideras que los textos te menosprecian.

      • Jacqueline Murillo

        Hola Azucena: en lo personal, me siento discriminada cuando se usa «hombres» por «humanidad», pero no cuando se usa «nosotros» en un contexto en donde la presencia del sujeto femenino ha sido claramente expuesta. Este tema es muy polémico y lo que más me llama la atención es cómo despierta pasiones de todas clases. Con respecto al lenguaje inclusivo, mi consigna particular es lograr una comunicación en donde hombres y mujeres sean visibles, sin nunca jamás omitir las reglas de nuestra hermosa lengua, como mencionas. Lamento que mi artículo te haya dejado esa idea. Hay otros artículos del mismo tema publicados en este blog en donde podrás ver que esa es mi posición. Lamentablemente, veo que hay posiciones radicales en donde se espera que el lenguaje inclusivo esté presente en todas y cada una de las expresiones de género masculino o femenino de un escrito. Eso es precisamente lo que, en calidad de escritora, correctora, filóloga y mujer, suelo combatir. Pero que sí hay lugares clave del texto en donde la imagen de lo femenino se forma en la consciencia lectora, sí las hay y es ahí en donde hay que situar a la mujer en la comunicación, no en los detalles nimios de la forma sino en la consciencia.

  5. Me da la sensación de que el tema no da para tanta polémica. Creo que la profundización del debate sobre el uso abusivo de «los/las» ,
    está fuera del contexto de los eximios escritores. (…y ¿eximias escritoras?).
    Creo firmemente que, quien escribe con inspiración y estilo, muy pocas veces caerá en la duplicación. Y si lo hace, será combatido por la corrección.
    NISABA, me encanta tu blog.

Deja un comentario