Hace unos días hablábamos de los beneficios de escribir sin juzgar lo creado en el momento. Eso se deja para después. El concepto básico es avanzar sin detenerse; escribir sin devolverse; llegar hasta el final de la página sin mirar el principio. En otras palabras: evitar convertirse en estatua de sal.
Cuando, como agravante, se está participando en NaNoWriMo, uno tiene la obligación de seguir escribiendo sin pensar demasiado. Hay una fecha límite (un mes) para alcanzar una meta mínima (cincuenta mil palabras). El objetivo es la cantidad, no la calidad. Para llegar a la calidad está el periodo de reescritura. Por lo tanto, si uno encuentra algún problema, debe acostumbrarse dejarlo para después y seguir adelante. Esto, según sus habilidades, podría incluir puntuación, sintaxis, gramática, ortografía, cambios sobre la marcha (como cambiarle el nombre a un personaje), investigar más sobre algún tema, el dato exacto sobre algo o incluso un fragmento íntegro del texto.
Estas son algunas técnicas que he acumulado y practicado para lograr ese objetivo.
Tachar sin borrar
Si en el momento se encuentra algo que ya causa molestia, una manera de eliminarlo sin borrarlo es destacarlo con la herramienta de marcador. Pero en lugar de ponerle color amarillo o verde, se le pone color negro. Se convierte en un tachado fácil de evadir al leer, pero el texto original sigue ahí. Durante la reescritura se podrá valorar de nuevo.
Tomar notas para después
En este caso, Scrivener, mi programa favorito, es de especial utilidad. Su zona de “notas” por documento facilita hacer comentarios rápidos como “escena muy descriptiva; mostrar” o “esto no funciona del todo, eliminar”. También se pueden emplear las herramientas de estatus y seguimiento (incompleto, falta revisar…). A falta de Scrivener, también se pueden emplear las usuales notas laterales de los procesadores de texto. Pero este no es el momento de editar, así que se deja un comentario breve y se sigue adelante.
Las notas pueden incluir cambios sistemáticos, como el cambio de los nombres de un personaje o una locación, investigar más sobre algún tema y hasta rectificar una fecha.
Escribir ahora, investigar antes y después
Toda investigación durante el problema de escritura debería realizarse antes y después.
Antes de comenzar a escribir, forma parte del proceso creativo de ir armando las piezas, reconociendo patrones, diseñando una historia o un hilo conductor.
Después de haber alcanzado el primer borrador, tiene la función de refinar, ampliar, corroborar, cotejar, verificar y hasta cambiar de rumbo según lo hallado. Es un proceso de diálogo entre lo que se escribe y lo que se investiga.
Durante el proceso mismo de escritura, la investigación debe ser breve, concisa y tener una cantidad limitada de tiempo asignado. De lo contrario, se puede cruzar la línea entre investigar y procrastinar, y de repente, Google se traga las horas indispensables para escribir. Por eso, es mejor dejar una nota de “ampliar, verificar o investigar” y seguir adelante, que dejar de escribir ante la primera excusa de investigación. ¡Cuidado! El miedo y la inseguridad son malos consejeros cuando uno escribe, y a menudo se expresan como “no sé lo suficiente sobre este tema, necesito saber más”. Por eso la pregunta: ¿de verdad necesito escribir más para lograr un esbozo global de mi escena, capítulo o apartado o no?
Fijar objetivos
Cuando se tiene una fecha de entrega, una extensión aproximada de la obra o una meta diaria, es muy fácil fijar objetivos. De nuevo, Scrivener sobresale en este campo. Se pueden fijar objetivos de escritura por fechas o por cantidad de palabras, por documentos o por proyectos. El programa muestra una barra de avance con las palabras alcanzadas y lanza una notificación cuando se alcanza la meta. Una barrar roja que se va transformando en amarilla (de progreso) y verde (de éxito) es un gran instrumento motivador.
Escribe o muere
Si el bloqueo es excesivo, se puede emplear una herramienta llamada Write or Die (Escribe o muere), disponible en la forma de sitio web (gratuito) y de programa para Windows, Macintosh y iPad (de pago). El programa se configura con una meta de palabras en un periodo definido. Si uno no escribe, comienza a lanzar alertas cada vez más agresivas, hasta el punto de borrar las últimas palabras escritas (si es que se configuró así). Es una poderosa herramienta de coerción, autorregulación e impulso. Cuando se participa en guerras de palabras (¡a ver cuánto escribe uno en cinco, diez o quince minutos!), se da uno cuenta de lo beneficioso que es forzarse a escribir a toda velocidad, sin miramientos, sin devolverse… Solo escribir. Obliga a escribir sin preocuparse ni siquiera del formato. Carece de distracciones como las cursivas y las negritas. Es ponerlo a uno en una carrera contra el tiempo y escribir sin arrepentimientos. Créame: funciona.
Escritura en pantalla completa
Scrivener también incluye la herramienta de escritura sin distracciones en pantalla completa. Si no tiene este programa, hay numerosas alternativas, gratuitas y de pago, para utilizar esta herramienta por separado. Otros programas, como Ulysses y Storyist también tienen una modalidad similar. Otra alternativa, si la computadora está demasiado llena de zonas de recreo y procrastinación, es trasladarse a escribir en el iPad o hasta en un iPhone con teclado externo. Aquí las apps más sobresalientes son Daedalus Touch (de los creadores de Ulysses; elegante y limpia), iAWriter (minimalista y al grano; también funciona en iPhone) y la versión de Storyist para iPad (si uno necesita mantener cursivas, negritas y una estructura básica de la obra, y poder abrirla de nuevo en la Mac sin dificultades).
Al eliminar de la pantalla todas las distracciones, solo se puede escribir y escribir… Nada de Facebook, Twitter u otras aficiones.
Al final, todo se reduce a la fuerza de voluntad, constancia y decisión. Siempre estará la pregunta: ¿quiere usted llegar hasta el final? Sus acciones serán su respuesta.