La edición técnica se encarga de publicaciones no literarias en donde son frecuentes los manuales, las obras didácticas, la documentación oficial y muchas otras formas de publicación que rodean nuestra vida cotidiana.
Las ilustraciones e imágenes en este tipo de publicación tienen requisitos propios. Para seleccionar, crear y revisar este tipo de ilustraciones, figuras o imágenes, conviene seguir algunas pautas o reglas básicas. En mi búsqueda por lineamientos lúcidos sobre el uso de imágenes en la documentación técnica, encontré las recomendaciones de Judith Tarutz, en su obra Technical editing. The practical guide for editors and writers [Edición técnica. La guía práctica para editores y escritores] (1992). Reproduzco aquí algunas de sus ideas con algunas adiciones mías; no es una traducción literal ni fiel al original.
¿Figura o ilustración?
Tarutz advierte que sí existe una diferencia entre ambos términos: una figura es una ilustración con texto (1992: 244). No obstante, en la práctica, no se distingue un significado especializado para estos dos vocablos. El Diccionario de la Real Academia los considera sinónimos en su acepción de “Estampa, grabado o dibujo que adorna o documenta un libro”. José Martínez de Sousa reserva esta definición para ilustración, la que, añade, es también una “Representación de objetos, personajes, paisajes, etc., relacionados con el texto” (1993: 439). A su vez, define figura como “Imagen que sirve para demostrar o describir una parte del texto, sin la cual este no se entendería o quedaría incompleto”. Añade que una figura también es un “Conjunto de líneas con que se representa un concepto o un objeto” (1993: 391).
Visto así, la ilustración es más general, está “relacionada con el texto” pero no es imprescindible para su comprensión. La figura, en cambio, muestra algo que el texto no puede mostrar y, por lo tanto, su relación es más estrecha.
Sin embargo, para efectos de exposición, aquí no haremos la diferencia entre figura e ilustración, y emplearemos ambos términos como equivalentes.
¿Cuándo se necesita una ilustración?
Las ilustraciones pueden complementar o reemplazar el texto. Se recomienda sugerir el uso de una ilustración siempre que sea necesario mostrar algo (Tarutz, 1992: 244); nunca por adorno o decoración. En un manual de laboratorio, por ejemplo, puede ser imprescindible mostrar los instrumentos de trabajo y su adecuada disposición. Esto no se puede explicar únicamente con palabras; el estudiante necesita verlo.
¿Qué tipo de ilustración se utiliza?
La variedad de ilustraciones en la edición técnica es muy grande y sería imposible catalogarlas todas aquí. En general, tienen en común el hecho de contribuir a lograr el cumplimiento del propósito de la obra. Si estamos elaborando el manual de un electrodoméstico, el objetivo del manual es que el usuario aprenda a utilizar todas las funciones de su nuevo, costoso y recién sacado de la caja juguete tecnológico. Si estamos elaborando un manual de laboratorio para una asignatura, el objetivo es lograr que el estudiante reproduzca exitosamente todos los experimentos. En ambos casos hay que poner tantas ilustraciones como sean necesarias para alcanzar el propósito.
Estas son algunas ilustraciones típicas de obras técnicas:
- Diagramas de todo tipo (esquemas, diagramas de flujo, diagramas lógicos, esquemas de cableado)
- Planos o dibujos arquitectónicos
- Mapas
- Dibujos tridimensionales
- Gráficos e infográficos
- Dibujos de línea
- Modelos
- Fotografías
- Capturas de pantalla
En este tipo de edición abunda el dibujo técnico y especializado que debe seguir convenciones específicas según el área temática de la publicación. Por ejemplo, en una obra de ingeniería o arquitectura será necesario respetar las convenciones gráficas para la representación de texturas, materiales y una vasta simbología comprensible solo para los profesionales en el ramo.
En otras áreas, se requiere de un dibujo artístico de alta calidad, como la representación de plantas y animales, pero que además respete aspectos como el tamaño, la escala, el detalle y la precisión de las formas.
En una publicación del área de salud, los dibujos de la anatomía humana deben mostrar con claridad músculos, huesos, órganos… Lo mismo se aplica para la fotografía, muy a menudo carente de “belleza estética” pero cargada de información.
Recomendaciones para la selección y edición de ilustraciones
Estos son algunos de los consejos prácticos de Tarutz para el editor de obras técnicas. Ella los titula los “Dos and Don’ts” (algo así como “lo que se debe y lo que no se debe hacer”):
- Asegúrese de que la ilustración se relaciona con el texto.
- Verifique que el autor haya numerado las ilustraciones, que haga referencia a ellas dentro del texto y que haya escrito un pie descriptivo de cada una. No todas las obras necesitan que las figuras estén numeradas. Hay tres razones por las que se puede tomar la decisión de numerar las figuras:
- Si la figura no está cerca del texto, la numeración le permitirá al lector relacionar la figura correcta con el texto que está leyendo.
- La numeración facilita la inserción de figuras en el texto durante el proceso de armado o maquetación de la obra (diseño gráfico).
- Se facilita la creación de una lista de figuras al inicio de la obra y de las listas de créditos de imágenes.
- Verifique la pertinencia de la ilustración como apoyo del texto. Debe reforzar el texto en lugar de contradecirlo.
- Al revisar o proponer las ilustraciones, enfóquese en aquello que debe ser mostrado. Si el propósito de una figura es señalar la localización de la tecla “Esc” en el teclado, no se necesita mostrar en la ilustración el monitor, el escritorio y la silla; basta con mostrar el teclado y la posición exacta de la tecla.
- Rotule debidamente las ilustraciones que lo requieran, especialmente las que utilizan símbolos, sombras y patrones.
- Los textos explicativos o descriptivos de la ilustración deben ser legibles, claros y consistentes.
- Compruebe que la ilustración sea fácil de interpretar por parte de los lectores. Una ilustración muy compleja o que no se entiende es inútil.
- No asuma que las conexiones entre la ilustración y el texto son obvias. Siempre hay que decirle al lector qué ver en la ilustración. (Tarutz, 1992: 244).
En síntesis
La ilustración en la edición técnica (entendida la ilustración como cualquier figura, diagrama o fotografía necesaria para la comprensión del texto) debe seleccionarse y elaborarse dándole prioridad a la legibilidad, la exposición, la precisión y la comunicación evidente de aquello que no se puede describir y que solo se puede mostrar.
Todo lo demás (obra artística, decorativa, caprichosa o por simple ocurrencia) sobra.
Lista de referencias
Martínez de Sousa, J. (1993). Diccionario de bibliología y ciencias afines (2.a ed.). Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez y Ediciones Pirámide.
Tarutz, J. A. (1992). Technical Editing. The Practical Guide for Editors and Writers [Edición técnica. La guía práctica para editores y escritores]. Reading, Massachussetts: Addison-Wesley.
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