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Recomendaciones bibliográficas: José Martínez de Sousa

En este blog las obras de José Martínez de Sousa han sido continuamente citadas o referidas. Hoy hacemos un alto para comentarlas, debido a su valioso aporte y por tratarse de herramientas indispensables para el quehacer editorial.

La biografía y obras de este autodidacta incansable pueden consultarse en su página web: http://martinezdesousa.net/. Se describe a sí mismo según las profesiones de la palabra que ha ejercido: lexicógrafo, bibliólogo, ortógrafo, ortotipógrafo y técnico editorial. Pero le falta mencionar escritor, aunque ninguna de sus obras es de ficción. Algunos de sus libros, declara, surgieron para cubrir sus propias necesidades de conocimiento. Lejos de guardárselos para sí, los compartió con el mundo y hoy ninguna biblioteca de corrección está completa sin sus publicaciones.

La bibliografía de Sousa es extensa: en su página web, detalla veinticuatro libros publicados desde su primera versión del Diccionario de tipografía y el libro, en 1974. Pero muchas obras han ido experimentando reediciones, fusiones, reestructuraciones y renovaciones. Otras ya no se consiguen, excepto en el mercado de libros usados y hay que mandarlas a traer a recónditas librerías especializadas.

Los títulos más relevantes se distribuyen gracias a los esfuerzos de Ediciones Trea, una editorial comprometida con la publicación de obras fundamentales en el campo profesional de la edición y la corrección de textos. Dos de sus títulos también están vivos en el catálogo de Ediciones Pirámide.

Por lo tanto, si uno está apenas iniciando su biblioteca de corrección y edición, por razones prácticas, no podrá aspirar a comprar todas sus obras de una sola vez; una tarea no solo difícil por los problemas de distribución de obras españolas en América Latina, sino por el elevado costo de cada ejemplar. Habrá que elegir y priorizar. Para ayudar en esa tarea, a continuación detallo algunos de los libros que conozco y tengo acceso para que usted pueda organizar su presupuesto e iniciar la cacería. Los pongo en mi orden de preferencia. Mi criterio no es científico sino de uso: son los libros que día a día utilizo, como las herramientas básicas de mi oficio.

Manual de estilo de la lengua española (MELE)

Esta es quizás la obra esencial, la obra, si uno está directamente involucrado en el tema de la edición como tal. La tercera edición (2007) tiene 752 páginas, pero ya Trea tiene a la venta la cuarta edición (2012), con 775 páginas, revisada y aumentada. El MELE toca muchos temas que otros manuales evaden, siempre desde la perspectiva de Sousa, bien fundamentada en una visión crítica y una experiencia inigualable.

Ficha completa del libro: http://www.trea.es/ficha.php?idLibro=00000052

Ortografía y ortotipografía del español actual

Aquí se profundiza en temas que el MELE no puede tocar o apenas roza. Es una herramienta vital de corrección, puesto que ingresa en los tortuosos caminos de la mayúscula, minúscula, ortografía técnica, ortografía bibliológica, puntuación, acentuación, onomástica… La lista es gigantesca y se extiende por 563 páginas. Con este título, Sousa nos enseña que la ortografía no se reduce a las reglas de la tilde y a la puntuación. La ortografía y la ortotipografía son especialidades tan complejas y meritorias como cualquier otra rama de la lingüística o la gramática.

Esta obra, ya en su segunda edición (2008), incorpora y actualiza íntegramente el Diccionario de ortografía técnica (1987), publicado en su momento por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Ficha completa del libro: http://www.trea.es/ficha.php?idLibro=00000268

Diccionario de uso de las mayúsculas y las minúsculas

Esta obra lúcida, hija de la necesidad, es el sueño de cualquier profesional de la corrección. Sobre todo cuando se está comenzando, se pasan horas angustiosas ante la pregunta de si tal o cual palabra se escribe con mayúscula o no. Autores, escritores de todo tipo, estudiantes de tesis, periodistas… quizás no haya una sola persona que acuda a la mayúscula como un instrumento para destacar lo que le parece de mayor relevancia por alguna razón superflua y sin justificación lingüística, semántica o comunicativa. Para cada mayúscula, se pueden perder horas preciosas, mientras se consultan diccionarios normativos y de uso, reglas genéricas, ortografías de todas clases… Sousa ha dado el salto cualitativo y ha sistematizado en un diccionario, práctico por definición, las palabras de más frecuente duda en la mesa de corrección. ¿Cuánto tiempo ahorra este diccionario? ¿Cuántas horas laborales y recursos institucionales valiosos se recuperan gracias a herramientas como estas? Por lo tanto, este diccionario, ya en su segunda edición (2010) vale cada centavo y más.

Ficha completa del libro: http://www.trea.es/ficha.php?idLibro=00000786

Diccionario de bibliología y ciencias afines

La tercera edición de este diccionario (2004) es una joya en la que su autor además aprovechó para incorporar otras publicaciones previas y afines entre sí, como el Diccionario de tipografía y artes gráficas, a su vez heredero del Diccionario de tipografía y del libro (1974). También incluye gran cantidad de terminología lexicográfica tomada del Diccionario de lexicografía práctica (1995) y terminología periodística tomada del Diccionario de información, comunicación y periodismo.

Ficha completa del libro: http://www.trea.es/ficha.php?idLibro=00000317

Diccionario de dudas y usos del español actual (DUDEA)

Con su capacidad crítica de siempre, Sousa toma en cuenta otras obras, incluido el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), y aporta su criterio sobre un significativo corpus de palabras dudosas. A menudo, un vocablo muy técnico o especializado (con ese tipo de interrogantes bizarras, exclusivas del mundo editorial) puede eludir grandes y respetables diccionarios y, sin embargo, encontrar un lugar en esta obra singular.

Ficha completa del libro: http://www.trea.es/ficha.php?idLibro=00000268

Manual básico de lexicografía

Este manual no solo es útil para académicos del campo de la lexicografía. Es una guía actualizada y atinada en el complejo reto de diseñar la ortotipografía, estructura y formato de un lexicón, diccionario o glosario. Comprende la temática inicialmente desarrollada en el Diccionario de lexicografía práctica (Barcelona: Bibliograf, 1995).

Diccionario de redacción y estilo

Esta útil herramienta ayuda a despejar diversas dudas sobre terminología de la redacción y corrección. Se consigue en su tercera edición (2003) en Ediciones Pirámide.

Manual de edición y autoedición

En este libro se abandonan las fronteras del texto y se ingresa en la página, como un espacio vivo, dinámico, móvil, en donde el texto se convierte en bloque, columna, título, encabezado, pie, figura, tipografía… Una introducción muy completa para quien desee ingresar en el campo de la creación y producción de libros; y una obra de consulta cuando se finaliza el texto y se inicia la edición gráfica. La segunda edición (2005) está disponible en Edificiones Pirámide.

En síntesis
La bibliografía de Sousa no se acaba en las ocho obras aquí reseñadas, pero analizarlas todas es tarea de otro libro, no de un artículo de blog. Búsquelas, adquiéralas, revíselas, absórbalas, critíquelas y, desde el camino adelantado por este maestro de las artes del libro, fórmese su propio criterio. Sin duda, su labor editorial será más rica y profesional si dispone de esta biblioteca.

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La nueva ortografía de la Academia ya está en Costa Rica

Envuelta en su retráctil (ese plástico que se adhiere alrededor de todo el libro), la Ortografía de la lengua española llega en pasta dura, dentro de un estuche que la protegerá del polvo y los golpes. [No de la humedad, no. En Costa Rica la humedad es tal que los libros comienzan a sentirla muy pronto, vengan de donde vengan].

La abro y del plástico sale ese olor a libro nuevo, a tinta casi fresca, a papel recién cortado… Sí, es una edición mucho más cuidada que su predecesora, de 1999, incluso en su propuesta gráfica: una cubierta con un diseño moderno y juguetón: una gran letra O de color amarillo encierra el título blanco sobre fondo azul oscuro.

Vamos mejorando: buen síntoma.

La primera prueba: la lista de contenidos. Me sorprende favorablemente la primera parte de la introducción: “La representación gráfica del lenguaje”. Ya era hora de reflexionar sobre el paso de la oralidad a la escritura y las particularidades históricas de la escritura alfabética, antes de entrar a discutir sobre ortografía. Sí, porque la ortografía solo tiene sentido en un mundo en donde se hace un salto de la oralidad a la representación gráfica de esa oralidad mediante signos.

La segunda parte de la introducción reflexiona sobre la ortografía como una disciplina lingüística (¡aleluya!), las reglas de la ortografía, su lugar en el ecosistema social… gran cantidad de temas de reflexión hasta ahora ausente de los escuetos manuales anteriores.

[Me pongo a pensar en las quejas de los docentes universitarios de mi país sobre la mala ortografía de los estudiantes que llegan a sus aulas. “Es culpa de la primera enseñanza”, dicen unos. “Hagamos exámenes de aptitud; evaluemos la ortografía continuamente”, dicen otros. Pero ninguno (o no ha llegado el chisme hasta mis oídos todavía), ni siquiera en las facultades de Letras, se atreve a proponer: “Hagamos un curso universitario dedicado a la ortografía, incluyámoslo en el currículo del filólogo, impartámoslo junto a la morfosintaxis y la gramática generativa…”].

El resto de la obra ya entra en materia. Los capítulos son largos y detallados y argumentan más que antes. Por ejemplo, en el capítulo 1 ya no solo se habla de “letras”: se reflexiona sobre los fonemas, sonidos y grafemas, se define el grafema y se estudia su equivalencia con letra, se menciona la sinonimia entre alfabeto y abecedario… y solo después de todo eso, se habla de los polémicos dígrafos ch y ll. [Antes nos los tiraban en frío, no se justificaban los conceptos, de la idea de letra no pasaba la Academia… Mmm… También aquí vamos mejorando].

Hojeo las primeras páginas. [Las hojeo y las ojeo…]. Me saltan a la vista detalles gráficos menos placenteros y no tan acordes con los valiosos lineamientos de otras fuentes que hasta ahora he seguido. Es inevitable que la Ortografía (la obra) predique con el ejemplo. [Ese es un detalle que los diseñadores gráficos y los editores de las obras de la Real Academia deberían tomar siempre en cuenta: hasta el diseño gráfico del libro debería ser congruente con la normativa propuesta en sus páginas. Ya tendré tiempo de verificar si así lo hicieron esta vez].

Y así sigue…, no tiene sentido detallar la lista de contenidos en este breve artículo y, si por la víspera se saca el día, dudo mucho que yo misma vaya a estar de acuerdo con todas las propuestas de esta nueva normativa ortográfica, ya bastante polémica en lo que va del año. Pero aun así, y considerando las diferencias de opinión, gustos estéticos, usos editoriales y realidades geográfico-lingüísticas, al menos esta ortografía me va a resultar de mayor utilidad que su predecesora.

Para quienes habitamos en Costa Rica, la obra está disponible desde esta semana en la Nueva Década. A la fecha, cuesta ¢25 000 (un precio justo, si se considera que en España cuesta 40 euros). Lo mejor será comprarla ahora, antes de que los nuevos precios del petróleo la hagan inaccesible. Y yo, por mi parte, me regreso a este ejemplar que todavía huele a nuevo.

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Recomendaciones bibliográficas: Manual de edición literaria y no literaria

Como parte de la excelente colección del Fondo de Cultura Económica, Libros sobre Libros, se encuentra una obra de lectura obligatoria para los profesionales noveles de la edición: Manual de edición literaria y no literaria, de Leslie T. Sharpe e Irene Gunther.

Esta traducción al español es meritoria, entre otros aspectos, porque se aventura a proporcionar una terminología para traducir las especialidades de edición para las que sí existen vocablos en lengua inglesa, pero no en lengua española. Además, cuando las autoras proporcionan ejemplos sobre editoriales, programas de formación y obras destacadas por algún aspecto en su edición, Gabriela Ubaldini, la traductora, y el editor de esta versión se toman la molestia de incluir ejemplos del contexto editorial en habla castellana.

Es una de esas obras que merece leerse de tapa a tapa. Sus capítulos están plagados de frases dignas de enmarcarse, recomendaciones útiles y prácticas e ideas reveladoras. Cuanto más novato sea uno como editor, más valioso se vuelve el libro; pero yo, que ya he andado unos poquísimos años –y algunos cursos– por estos rumbos, lo he disfrutado a lo grande y quisiera haberlo tenido en mis manos desde mis inicios y no hasta ahora. Más de una lección aprendida a golpes podría haberla sacado de estas páginas sabias y llenas de experiencia.
Las dos primeras secciones de la obra proporcionan el vocabulario básico, una descripción de las tareas editoriales y un panorama global del mundo editorial, según sus distintas especialidades.

Ya en secciones tercera y cuarta incursiona en consejos sobre las actitudes y habilidades, tanto intelectuales como sociales, de un buen editor. Con ejemplos aplicados, se habla sobre cómo leer un libro, qué corregir, cómo olfatear los problemas y sus soluciones, cómo editar los contenidos. También se refiere a esas otras funciones que pocos privilegiados editores ejercen: cómo seleccionar obras, cómo editar pensando como escritor, cómo distinguir la buena narración.

Dedica un capítulo al trabajo editorial independiente, otro a las herramientas editoriales del editor y, finalmente, recomienda obras de consulta y centros de capacitación para quien desee obtener formación en esta área.

Esta obra es una puerta y, como tal, hay que tocarla y hacer el esfuerzo de pasar adelante. Quienes lo hagan, verán cómo es mejor ingresar al mundo de la edición con guías experimentados, que dependiendo exclusivamente del autodidactismo y la buena, pero lenta, formación cotidiana de la vida editorial.

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Recomendaciones bibliográficas: Diccionario de ideas afines

Seguramente me faltan muchos diccionarios de sinónimos por conocer; pero, hasta la fecha, mi favorito es el Diccionario de ideas afines de Fernando Corripio, ya en su segunda edición (2007).

Este no es un diccionario de sinónimos en el sentido estricto. Es un diccionario ideológico; es decir, que agrupa las palabras según sus relaciones, no siempre de proximidad, sino incluso de total antagonismo (antónimos).

Recomiendo la obra de Corripio porque es una obra que parece sencilla –a primeras vistas no se distingue de un diccionario común de sinónimos– y, sin embargo, es una poderosa herramienta para visualizar grupos de ideas y campos semánticos. De esta manera, cuando se está escribiendo y, sobre todo, reescribiendo, este diccionario revela palabras, cercanas o concomitantes a aquella que primero ha venido a la mente; quizás garabateada en el primer borrador, pero todavía imprecisa, falta de elegancia o reiterada hasta el hartazgo en esas versiones primitivas y a veces vergonzantes de todo texto en sus primeras etapas de gestación.

El diccionario incluye unos 3000 artículos principales, cerca de 25 000 entradas secundarias y, en total, agrupa más de 400 000 voces. Se ve pequeño en el estante, pero es, lo digo por experiencia y no proselitismo, la mejor obra castellana en su género que ha llegado hasta mis manos.

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Recomendaciones bibliográficas: Diccionario Panhispánico de Dudas

Con este artículo, formalmente inauguramos una nueva sección en este blog dedicada a hablar sobre libros indispensables en la biblioteca de un editor y de un escritor. Iniciamos con el Diccionario Panhispánico de Dudas por tratarse de uno de los mayores aciertos de la Real Academia en los últimos años, si bien todavía reconocemos la necesidad de mejorarla y llevarla más lejos de sus actuales alcances.

¿Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD)?

Este diccionario es una obra de referencia esencial en la biblioteca del editor. A diferencia de un diccionario exclusivamente léxico, como el Diccionario de la Real Academia (DRAE), el DPD atiende directamente las zonas de duda, tanto en el campo léxico, como en la sintaxis, la morfología, la ortografía y, tímidamente, en la ortotipografía.

Un precedente inmediato es la obra de Manuel Seco, quien también se dirigía específicamente a la atención de dudas de la lengua. Lo que hace valioso el DPD es la colaboración de las academias del continente americano y, desde luego, su oficialidad.

¿Qué contiene este diccionario?

Una de sus ventajas es que integra contenidos que antes solamente se encontraban en obras como la Ortografía o la Gramática, pero ordenados alfabéticamente bajo un lema descriptor.

Por ejemplo, en este diccionario podremos encontrar las reglas de uso de las mayúsculas en la entrada “mayúsculas”, los usos de la coma en la entrada “coma”, las reglas de acentuación (tilde) en la entrada “acento” y los múltiples usos sintácticos del pronombre relativo que en la entrada “que”, con remisiones a otras entradas también de interés como “queísmo” y “dequeísmo”.

Entre sus múltiples contenidos, podemos enumerar los siguientes:

  • Artículos temáticos: uso de signos ortográficos, sintaxis, abreviaturas, siglas y siglomas…
  • Palabras concretas que plantean dudas en aspectos morfológicos: plural, femenino
  • Neologismos, extranjerismos, topónimos y gentilicios, latinismos
  • Pronombres, adverbios, verbos, artículos, preposiciones…
  • Concordancia
  • Fenómenos lingüísticos particulares: queísmo, dequeísmo, voseo, leísmo/laoísmo/loísmo
  • Tipos de oración: oraciones impersonales y pasiva refleja
  • Numerosas construcciones y locuciones
  • Voces dudosas: voces similares que se confunden en el uso, voces usadas con sentido impropio, calcos semánticos
  • Reglas generales de conjugación verbal
  • Listas de abreviaturas, símbolos, nombres geográficos y gentilicios

¿Cómo se usa este diccionario?

A pesar de sus múltiples ventajas, el DPD tiende a intimidar a los usuarios novatos y al público general no especializado en el campo de la lengua que, de repente, quisiera resolver alguna duda. O como me lo dijo alguien una vez: “No uso este diccionario porque nunca logro llegar a lo que busco”.

Sin duda algunos conocimientos de lingüística son deseables para utilizar esta obra, puesto que facilitarán la búsqueda. Habrá más oportunidades de encontrar las recomendaciones para evitar el dequeísmo, si ya se tiene una noción previa de lo que este concepto significa.

Ahora bien, si uno es un principiante, el diccionario mismo le irá proporcionando los conceptos para su uso. Desde mi experiencia, puedo dar las siguientes recomendaciones:

  1. Saber qué esperar del diccionario. Conviene familiarizarse con el tipo de lemas que incluye, las temáticas que toca y la manera de abordarlas. Bastaría con leer algunas páginas al azar y hacer un análisis de cada entrada. Por ejemplo, si se busca teoría amplia sobre la formación de palabras compuestas y de formación de palabras a partir de un prefijo, será más útil acudir a una obra de gramática (los capítulos de la Nueva gramática de la lengua española en este tema son particularmente profusos). Sin embargo, si específicamente se está buscando información sobre las palabras formadas con el prefijo “auto-”, se podrá consultar ese lema en el DPD.
  2. Ponerse en los pies del otro. Basta un poco de imaginación y preguntarse, desde la lógica de quienes organizaron el diccionario, ¿en dónde podrían haber situado lo que busco? Por ejemplo, si quiero saber cómo se escribe Navidad (con mayúscula o minúscula), no me aparecerá ninguna entrada “Navidad”, pero sí encontraré ese ejemplo en la entrada “mayúsculas”.
  3. Seguir las pistas. Una herramienta esencial en todo diccionario es la remisión. Se le llama así a esas líneas de cruce que todo diccionario debe tener, las pistas que le da al lector al indicarle en qué otras entradas del diccionario podría encontrar lo que busca. En el DPD, esto se expresa mediante una flecha (versión impresa) y un hipervínculo (versión en línea). Así, bajo la entrada “ligustre” veremos “⟶ ligustro”. Por lo tanto, la información se sitúa bajo la entrada “ligustro”, en donde también se explica “ligustre”. El diccionario puede remitir a artículos adyacentes, artículos completamente distintos o incluso a apartados dentro del mismo artículo.
  4. Leer periódicamente las entradas más extensas. Hay entradas que merecen ser leídas como un buen libro de texto. Las reglas de las preposiciones, los acentos, los fenómenos lingüísticos, el plural, las mayúsculas, la coma… Leerlas le ayudará al corrector a refrescar conocimientos, al editor a conocer reglas que no se imaginaba y al lector general a familiarizarse con los pormenores de la carpintería y mecánica de la lengua.
  5. Tomar notas. Me gusta llevar mi propia base de datos, organizada por mí, bajo las etiquetas en las que podré localizar luego la información, según mis propios recuerdos y experiencias. Así, cada usuario puede tener su mini DPD, a la medida de sus preguntas frecuentes y usos dudosos. Cada quien utilizará para esto las herramientas más a su gusto: cuaderno de notas, base de datos bibliográficas con apuntes de citas, extractos en documentos de texto o incluso la ayuda de programas para el manejo de bases de datos de investigación, como el DevonThink. El hecho de que el DPD se encuentre libre y gratuito para su consulta en línea facilita esta acción.

¿Por qué me conviene consultar el DPD?

Esta es una obra muy reciente (2005) en donde la Academia comienza a girar sus políticas. Más abierta y tolerante que los diccionarios de hace treinta años, el DPD considera los usos en otras zonas geográficas y tiende a cierta tolerancia. Esto a veces puede volver locos a quienes esperan una obra normativa absoluta, sin ambigüedades; pero nos facilita la vida a quienes creemos en el respeto por la expresión lingüística de cada pueblo.

El DPD da cuenta de criterios nuevos, algunos más tolerantes, en relación con el DRAE, registra algunos usos en el español de América, propone grafías para avanzar hacia la normalización y arbitra en diversos puntos sobre los que no había pronunciamiento previo.

¿Qué cuidados se debe tener en la consulta del DPD?

Cada año que pasa, la obra se desactualiza un poco y conviene, siempre, consultar las obras más recientes (en este momento, la Nueva gramática). Además, muchas de las normas del DPD son en realidad propuestas, no siempre las más felices, y, desde luego, no necesariamente las más aptas para nuestro público y entornos lingüísticos inmediatos. Siempre se necesita del criterio del lingüista y el editor para determinar si se acoge o no la recomendación, especialmente aquellas en donde se detectan contradicciones.

¿Dónde consigo el DPD?

En cada país hay librerías en donde se encuentra esta obra a un precio relativamente accesible para el tipo de obra que es. Pero aun cuando uno disponga de la versión impresa, la versión gratuita en línea (www.rae.es) es una herramienta indispensable, debido a la forma tan veloz en que se consulta y a la posibilidad de copiar y pegar, en nuestra base de datos personal, la información de interés.

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